jueves, 28 de noviembre de 2013

Con lágrimas en los ojos...

Escribo desde la habitación que me ha acogido durante estos dos meses, donde lo único que queda son las maletas hasta arriba, donde mucho de lo que trajimos ya no tiene hueco, pues se le ha hecho a todo lo que nos llevamos… No os hacéis una idea de cuántas cosas.

Y es que dos meses se pasan volando, pero da para vivir muchas experiencias que nos acompañarán para el resto de nuestra vida. Sé que os dije que escribiría sobre el encuentro de Ludotecas, y también tenía intención de escribir sobre las Olimplayas… Pero lo resumiré en que ambas actividades fueron geniales y cumplieron con los objetivos prefijados, habrá tiempo en España para hablarlo, pues ahora me apetece escribir de la despedida, o más bien el hasta pronto.

Queda una hora para ir al aeropuerto (no creo que me dé tiempo a publicar todo lo que me gustaría) y aunque días atrás fuimos despidiéndonos de la Tortuga y su gente, de las ludotecas, de Ana María y Apolonia… Hoy ya es nuestro último día en Piura, y es en estos momentos donde paras a recordar toda esta aventura.

Vine con una maleta llena de fuerza, ánimos y muchas ganas por disfrutar y aprender de Perú… Pero en ella también venían muchas ideas preestablecidas, por qué no decirlo, algunos prejuicios… Pero como ocurre aquí y en cualquier otra parte del mundo, cada día son nuevos aprendizajes que se hacen hueco expulsando otros que ya no quieres, que ya no tienen espacio en tu nueva forma de vida. Todos llevamos a cuestas siempre nuestra maleta, nuestra mochila y personalmente tras esta experiencia ¡mi mochila no tiene precio!

Siento hacerlo así, pues cada uno de vosotros os merecéis una entrada para daros las gracias…. A todas las personas que me han acompañado en este viaje, desde los niños que me inspiraban a seguir y trabajar, o los presos que pude conocer y quisieron hablar conmigo, los profesores de los programas, los monitores, los responsables, hasta los artesanos de Catacaos o la gente del súper que dedicaban unos minutos de la cola para charlar con nosotros, MUCHAS GRACIAS A TODOS, pues han hecho que haya estado muy a gusto durante estos dos meses y me han enseñado mucho como persona.

Me encantaría, al igual que me ha pasado durante todo este tiempo en cada entrada en el blog, acercaros lo que ahora mismo estoy sintiendo… Pero solo puedo animaros a vivir algo como esto.


Hasta pronto Piura.


jueves, 14 de noviembre de 2013

Creer en el cambio

Cuantas veces he pensado, debería plasmar esto en el blog, debería compartir esta experiencia con los demás, ¿por qué no escribo hoy? y siempre tenía la misma contestación… ¡Ojalá tuviera más tiempo!

Cada día por aquí es una aventura, dos semanas desaparecido del blog dan para mucho, el problema va a ser contaros todo lo que a mí me gustaría. Creo que por aquí no se puede contar lo vivido con todo lujo de detalles… tomando una caña por tierras segovianas a lo mejor sí, que ya se echa de menos.

El día a día aquí transcurre con normalidad, ayudando en la cocina y en las distintas aulas de manitos trabajando, programando las sesiones de formación de los lunes, visitando y disfrutando de la Tortuga, participando en la realización de juegos y actividades en las ludotecas, etc. Pero aquí no dejan de sorprenderme y el día a día se transforma…

Después de tanto tiempo cuesta ubicar cada uno de los acontecimientos en una línea temporal, pero haré todo lo posible por conseguirlo, a veces se nos junta todo.

Heidi en Manitos trabajando
Tanto a María como a mí, la experiencia que tuvo lugar en la cárcel de Río Seco marcó un antes y un después en nuestra aventura en Piura, tanto que aprovechando que nuestra amiga Apolonia ha empezado a impartir clases de pintura a los presos; y que ha venido Heidi, una amiga estadounidense de Gabi que hipnotiza a todo aquel que la escucha tocar el violín, repetimos experiencia, esta vez sin actividad marcada.


Como no quiero extenderme mucho, resumiría esta visita en un visto y no visto, pues es como a mí se me pasaron las 2 horas que allí estuvimos. Apolonia comenzó con su clase, Gabi, María y yo, acompañamos a Heidi que tocó para los alumnos del taller de música del penal, los cuales también nos mostraron sus dotes musicales, algunos de ellos conocían el violín por la película de Titanic, otros jamás habían oído hablar de este instrumento, y mucho menos se habrían imaginado que alguien lo tocara para ellos. Poco a poco comencé a ver caras que me eran conocidas, y al igual que la  vez anterior, estaba cómodo, a gusto, tanto como para poderme mover por los diferentes espacios del pabellón. Pude entrar a conocer los talleres en los que los reclusos pasan gran parte de su día, el taller de confección, el de baile, o incluso de marquetería… Pero sin duda, también conocí un poco más a algunos de los jóvenes que se encuentran allí.

Comencé a hablar especialmente con dos de ellos. Cuando quise darme cuenta estaba debatiendo con ellos de nuestras vidas, nuestras inquietudes, de la sociedad, de infinidad de cosas… Llegué a identificarme con ellos en muchos aspectos, pero hubo dos momentos que me marcaron especialmente.

Afirmaron que “En la cárcel como en el hospital, no hay amigos… Te das cuenta que la familia es quien más te apoya y quien de verdad está ahí, cualquiera vale para salir de borrachera”, una afirmación como esa me hizo pensar en cómo es la vida dentro del penal, pero también en cómo es la vida de esos chicos cuando llega el día en el que salen de allí. Ahora entiendo a Gabi cuando habla de la necesidad de acompañar a los reclusos no solo durante su estancia en prisión, sino también en su reinserción en la sociedad.

La segunda afirmación, “Yo he cometido un error en mi vida que estoy pagando, y doy gracias de que existan personas como ustedes que creen en el cambio”, es una razón más que anima a esos chicos a luchar día a día.

Podría seguir hablando de ello, pero desde aquí os animo a que cada cual consiga reflexionar y extraer sus propias conclusiones e ideas de todo esto.

CANAT, como ya afirmé en su momento, lucha por el cambio social no solo en los niños y adolescentes a los que ayuda. Reflejo de ello ha sido la unión de esta y otras muchas entidades y personas con la artista internacional Betsy Casanas para la realización de un mural.
Mural de Piura


Como la propia Betsy define en las redes sociales “Este mural es una colaboración de artistas de Piura, estudiantes y educadores del Colegio Víctor Rosales, activistas y miembros de la comunidad”, pero aunque ella no lo diga a través de las mismas, con murales como éste, Betsy busca contribuir al cambio. No se trata de hacer algo bonito en una fachada (que también), se trata de involucrar a la sociedad del lugar en una lucha, en el cambio y la mejora de su entorno, y lo logra a través del arte comunitario. Merece la pena informarse un poco sobre la vida y las obras de esta ARTISTA. Personalmente, le doy las gracias por permitirme ser parte de esa obra y de esa lucha por el cambio de la sociedad mundial.

Pero como os podréis imaginar, entre semana y semana está la Tortuga. Este último fin de semana ha sido muy diferente pues Heidi y Betsy nos acompañaron a conocer y disfrutar esta calita pesquera y sus gentes… Hubo momentos únicos para recordar: Heidi tocando en la playa de Lobo para los pescadores, la acampada nocturna junto a la hoguera, el atardecer en la playa del cenizo, las pizzas caseras con Apolonia y Ana María en su horno artesanal… En fin ¡la alegría contagiosa de la Tortuga! muchos momentos a cada cual más especial.


Ana María, Apolonia, Betsy, Gabi, Heidi, Kimberly y los voluntarios con los niños de la Tortuga

Atardecer en la Tortuga
Artesanía en la Tortuga

Y para no dormirnos en los laureles como decimos por allí, el lunes tuvimos la tercera de las sesiones de formación de monitores. Tocaba compartir y descubrir qué es la programación para cada uno de los que allí estábamos, y así programar la actividad que tiene prevista manitos jugando para el viernes 15, el Primer Encuentro de Ludotecas. Ya os informaré de los resultados. Para concluir como en el resto de sesiones, un poquito de juegos y dinámicas.

Creo que las sesiones están cumpliendo con los objetivos que nos marcamos al inicio de esta experiencia.

En manitos jugando no sólo he podido participar en los juegos y actividades sino que como en ocasiones anteriores acompañé a Juanita en sus visitas y terapias con las niñas que poseen dificultades en el habla, algo que está siendo de lo más novedoso e interesante para mi formación como docente, especialmente ahora que estoy comenzando a estudiar Educación Infantil.

En definitiva, este tiempo ha sido un no parar de experiencias y vivencias de lo más enriquecedoras, de las que poder extraer muchas y diversas conclusiones.

Me gustó conocer la visión que algunos presos con los que hablé tenían de la educación, es grato y motivador que te digan que los maestros desempeñan uno de los papeles más importantes para la sociedad.

Por otro lado, gracias a Betsy y a Heidi, he sido capaz de vivenciar algo que desde hace tiempo rondaba por mi cabeza, la importancia que asignaturas como “educación artística” o “educación musical” tienen en la educación de los niños españoles, es inversamente proporcional al potencial educativo y personal que poseen. A través de la música de Heidi con su violín, o la formación musical que se imparte en manitos trabajando se consigue un gran desarrollo de la persona, tanto individual como social. A su vez, con obras como las que desarrolla Betsy, vemos cómo el arte educa y enseña múltiples valores de gran trascendencia social.

Al igual que aquellos presos, yo creo en el cambio y quiero pensar que es posible, que con acciones como las que lleva a cabo gente como Betsy, Heidi, Gabi, los voluntarios y muchas otras personas la sociedad cambiará para mejor.