Después del descanso,
ayer volvimos al día a día en CANAT. Por la mañana pude ser partícipe de la
clase de los adolescentes de “manitos trabajando”, donde ayudé a uno de los
chicos asistentes al programa a realizar y comprobar las tareas que su profesor
le había mandado, es increíble la capacidad de aprendizaje que poseen estos
chicos, como diría mi padre “agarran el aire a brazados”.
Esta mañana sin
embargo, he estado con los pequeños del programa, la clase de la Miss Carola no es muy numerosa, pero
debemos tener en cuenta que los alumnos van desde los 4 hasta los 9 años por lo
que su desarrollo y capacidades varían en gran medida lo que supone una
atención especializada para cada uno de ellos. Al comienzo de la clase hemos realizado
un pequeño cuestionario para conocer las habilidades sociales de los alumnos de
la clase, para ello hemos dividido al grupo en dos, de forma que Carola ayudaba
a una parte y yo al resto. Este tipo de cuestionarios puede servirnos como
recurso de evaluación para conocer la evolución los asistentes al programa. Posteriormente,
ha llegado la hora de realizar las tareas del colegio, ha sido en ese momento
en el que he podido comprobar lo difícil que se hace el llevar a un grupo de
alumnos tan dispar en edades y necesidades, pues la maestra me ha dado bastante
libertad para poder realizar repasos y ejercicios con ellos. De este modo, poco a poco me siento más partícipe del
programa.
Por la tarde llega el
turno de “manitos jugando”, las ludotecas. Ayer estuvimos en el distrito de Los
Ángeles, donde realizamos juegos y una actividad de expresión artística. En
estos espacios, no solamente se realizan juegos con los niños, sino que al
igual que ocurre en el programa “manitos trabajando” se intenta formar a los
mismos con actividades que trabajan desde las relaciones sociales, hasta el
desarrollo personal o la creatividad. Se realiza así, un trabajo muy complejo y
necesario con los niños de los distritos en los que se ubican las ludotecas.
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Cartel de la actividad con las familias |
Pero CANAT no quiere
ceñirse únicamente a los más jóvenes, la prueba de ello la encontramos en
actividades como la de esta tarde, hemos podido ayudar y formar parte de la “III
Tarde Familiar”, que esta vez giraba en torno al cuidado de la comunidad.
Tanto Los Ángeles
como Castilla, son núcleos de población joven que han sido ocupados
recientemente por lo que las calles están sin asfaltar, y las casas son
pequeñas chabolas de madera o ladrillo en el mejor de los casos, y hay que
añadir que la luz y el agua corriente no están presentes en todas ellas. Las
familias a penas se relacionan entre sí y a través de jornadas como la de hoy
se intenta unir a toda la comunidad a participar en la educación de sus hijos a
la par de movilizarlos para conseguir un cambio en el estilo y formas de vida
que los haga la vida más llevadera y amena.
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Distrito de Castilla |
La tarde empezaba con
pocos asistentes, pero un rato más tarde la ludoteca estaba llena de MADRES y
niños dispuestos a pasar un buen rato (los padres son quienes trabajan para
llevar dinero a casa y las mujeres se encargan del cuidado del hogar y los
hijos). Comenzamos la tarde con juegos que consiguen estrechar el vínculo entre
los asistentes, niños, madres, voluntarios… Todos participan. Posteriormente en
pequeños grupos, se realizaría la actividad estrella de la tarde. Mediante
recortes de periódico y dibujos, grandes y pequeños debían realizar un mural en
el que mostrar cómo es su comunidad, una vez terminado, todos los grupos han
expuesto el resultado final de su trabajo; ahora llega la segunda parte, con la
única ayuda que plastilina, deberían soñar, deberían ser egoístas e imaginar y
dibujar en un mural, como les gustaría que fuese su comunidad, para que al
igual que con el mural anterior se realizara al final una explicación del
mismo. La actividad quedaría un poco vacía de sentido si no fuese porque
después se ha realizado una reflexión sobre cuál podría ser el camino hacia esa
comunidad idílica, y qué papel ocupan las familias en el mismo.
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Familias, voluntarios y niños realizando la actividad |
En todos los murales,
la escuela y el centro de salud estaba presente y todos han recalcado la
importancia que estas instituciones poseen para la comunidad, quizás la
sociedad española debería ser consciente de este tipo de situaciones para así
aprender a valorarlas.
En el encuentro, he
podido conocer a tres voluntarios españoles más, la recién llegada Susana, y
los ya veteranos Juan y Apolonia, él lleva más de 40 años ejerciendo como cura en
Piura, y tiene más marcha en el cuerpo que muchos jóvenes; ella por su parte no
puede negar haber sido maestra, su “deformación profesional” nos lo estaba
gritando, y lleva más de 15 años pasando sus vacaciones de voluntaria en Piura.
Con ellos y el resto de integrantes de CANAT, hemos sido parte de lo que para
mí ha sido uno de los momentos más emotivos en mi estancia de voluntario.
Emerson y sus padres vivían entre cartones, y gracias al esfuerzo de muchos
voluntarios que han pasado por aquí, el sueño de este niño y de su familia ha
sido posible, por fin viven en una casa de ladrillo, ladrillos que tienen un
poquito de cada uno de esos voluntarios que sin saber nada de construcción los
fabricaron y colocaron para que a día de hoy esta familia pueda tener su hogar.
Poco a poco pasan los
días, y soy consciente del papel que CANAT desempeña en la sociedad piurana, su
papel trasciende de la educación y alimentación de los niños de “manitos
trabajando”, de la formación profesional de los adolescentes de “manitos
creciendo” y de la formación personal y educativa de “manitos jugando”.
Aquí todos aprendemos
y enseñamos por igual, ahora viene a la cabeza las numerosas veces que los
profesores de magisterio nos hablaban de la clase participativa…