Un mes en España y no soy capaz de dedicar un rato a
escribir cómo ha sido la vuelta… Podréis imaginaros con esto, que cuanto menos
movidita.
En estos momentos no sabría decir si un mes es mucho
tiempo o no, son solo 4 semanas, pero dan para mucho, con pensar en todo lo vivido
en Perú durante 9 que estuve...
Fue duro marchar a otro lugar, fue duro abandonarlo,
pero también ha sido muy duro el volver al que siempre ha sido nuestro hogar.
Jamás imaginé lo difícil que puede llegar a ser la vuelta a la “normalidad”, y
no estoy hablando de los problemas de salud que el frío segoviano me ha
obsequiado, es que lo vivido en Perú quiera o no, ha marcado un antes y un
después en mi vida.
Parece mentira, pero a pesar de tener
ganas de volver a tu casa, a tu habitación, a ver a la familia, amigos, retomar
tus aficiones… todo ello ha sido complicado, ¿cómo puede ser así si es mi vida,
mi día a día, mi “normalidad”? He tardado todo un mes en encontrar la respuesta
a esa pregunta, ya no soy el mismo.
Como ya dije en la entrada anterior,
he vuelto de disfrutar de una experiencia extraordinaria de dos meses, pero en
ese corto periodo de tiempo, mi vida ha sufrido múltiples cambios que para nada
son fáciles de asimilar.
Ya me habían advertido de ello, pero
no terminaba de creer eso de que “la vuelta es lo más duro de un viaje como
este”...
Desde el primer instante que llegué,
Perú se encargó de plantar una pequeña semilla en mí, a medida que avanzaban
los días, se encargó de regar y cuidar de esa semilla, para que poco a poco
fuesen brotando de ella raíces, las cuales se nutrían de cada experiencia que
allí estaba viviendo, tanto buenas como no tan buenas… Pero ha sido al llegar a
España donde aquella pequeña semilla ha pasado a ser un pequeño arbolito, que
día a día crece más frondoso y lleno de vida, al asimilar todo lo que Perú le regaló
y que a día de hoy sigue haciéndolo.
Ahora ese pequeño arbolito forma parte
de mi jardín, de mi vida, donde yo me encargaré de realizar los cambios necesarios
para cuidarlo y mantenerlo, donde yo decidiré hasta dónde crecerá, y si al
igual que ocurrió conmigo, dejará caer a mi alrededor alguna de sus pequeñas
semillas…
Puedo decir que vivir una experiencia
como esta me ha hecho darme cuenta de que en esta vida hay que moverse, hay que
involucrarse y volcarse con lo que uno piensa y defiende, que siempre habrá momentos
(de todos los tipos), habrá quien te apoye y quien no, pero tus decisiones son
tuyas y de nadie más, pero ojo… debemos tener en cuenta que el resto está ahí,
y lo que tú decidas también tiene sus repercusiones en ellos, más de lo que nos
pensamos.
A lo largo de mis 23 años, han pasado
por mi vida muchas personas, más incluso de las que pueda recordar, pero este
viaje me ha hecho ver que esté donde esté, no voy solo, en mí están los valores
que algunos de ellos me han enseñado, en mí están los conocimientos que otros
me ofrecieron, pero también los que no, están los sentimientos que alguien
despertó en mí, o los que sin quererlo alguien me mostró… todo ello y más, me
hace, me crea, y día a día me modifica como persona. Gracias a todos.
El ser humano tiene una cualidad
preciosa, ser feliz buscando que el resto lo sea... Es por esto que cada vez
creo más en mí, en las ganas de vivir, en las ganas de sentir, de aprender, de
equivocarme, disfrutar y compartir mi vida.
Sin palabras....eres un GRANDE! =)
ResponderEliminarComo pone en el otro comentario, no hay mucho que decir después de esta útlima entrada, toda una declaración de intenciones con el mayor reto posible: entender que la felicidad es mucho mayor cuando es compartida. Yo también creo en ti, Guillerrmo, en los dos, porque ha sido una gran experiencia, todavía mejor por el hecho de compartirla. Solo un consejo, desde aquí se puede hacer mucho también, hay que buscar nuestro espacio para seguir plantando semillas que puedan dar fruto.
ResponderEliminarHa sido un privilegio poder leer y comentar este blog, me siento verdaderamente afortunado, he aprendido y he sido testigo, como bien explicas, de que ya no eres el mismo, pero creo que ha sido todo para mejor. Espero que sigas haciendo disfrutar a la gente que tengas al lado, y ojalá sea como maestro, los niños tendrán suerte de contar con un profe como tú.
Con cariño,
Roberto